Supongo que debería estar nervioso, cuando menos inquieto. Me quedan menos de 24 horas para marcharme. Pero no. Estoy aquí, tan pancho, la maleta sin hacer y todos mis objetos ocupando el mayor volumen posible. Tengo que poner especial cuidado en hacer el equipaje. Seguramente olvidaré muchas cosas importantísimas, pero no los calzoncillos. No soy nadie sin calzoncillos.
    Si alguien tiene alguna sugerencia para ayudarme a hacer el equipaje, estoy abierto a todas.
    De esta última e intensa semana quiero destacar que, una vez más, sólo el amor me es más esquivo que el dinero. Un beso para esa chica loca y mágica. Mientras me duermo, tararearé esta canción de Beck.