Como pompas de jabón

Año nuevo pide balance.
Me pasa que no me acostumbro al presente, que pierdo el tiempo y la noción del mismo. Nunca se si fue hace tres o cinco años, ayer o al mediodía, si hoy o mañana. Demasiadas cosas las recuerdo para sentirlas mañana.
Y llegan fechas donde se me amontonan las excepciones y debo ordenarlas de mayor a menor. Siempre según su peso emocional. No vale lo mismo 15 veces ver apagarse las luces de la catedral que aquella vez que encendí una cerilla dentro del mar de noche.
Según el poeta Gironella, muerto este año que murió, además de los siete, debe existir como capital un octavo pecado. El pecado mortal de la omisión. La supervivencia que llaman vivir los que no hacen. Omisión de no vivir los sueños, de no soñar la vida.


Esto es viejo delirar de alguno de los que aquí escribimos. La actividad, el hacer, voluntad, actividad y conocimiento. Son conceptos que espero se noten en este foro. El mueve el culo, que el mundo es precioso, y está ahí, delante de tus narices, esperándote a ti. Los demás son circunstancias con mareas. Muévete, viaja, huye, escucha, pregunta, corre, siéntate y recuérdalo.
Insisto mucho en los pecados capitales, ya sabéis que persigo la fe y siempre por algún sitio se me escapa. Me dan lo mismo el resto. Tengo a este foro un cariño tierno. Amigos conocidos se cuentan cosas insospechadas que en otras palabras no sabrían decir. Desconocidos saben de desconocidos secretos que ni tu novia imagina. Todos se reúnen en esta mesa, y al aire confiesan. Y no somos inmunes, porque algo de ese aire de confesiones respiramos. ¿Acaso no se forma así la ética?
Me dolería saber que cualquiera de nosotros comete pecado de omisión. Que se queda parado, que deja de creer en la trucos de magia, a esperar otro día, y luego otro. No quiero que nadie se detenga. Quiero veros cada día mejores, con la conciencia tranquila, sin mancha de mediocridad o trajes grises. Para este año nuevo, para vosotros, amigos bellos, he pedido valentía y curiosidad. Se lo he susurrado a una grieta de la muralla. Como en esa película china donde los deseos son susurrados a grietas, cuevas que guardan diminutos Polifemos, y que luego se tapan con un papel escrito de deseos.
Es mi deseo constante. Hacer cosas. Primero para uno mismo. Para crecer cada día con algo aprendido. Sólo sumando se resuelve esta ecuación del ser. El resto de signos, la resta, la división, sólo sirven para estar. Pero como eso ya lo hacemos, y es así de puta la inercia, hay que ir siempre más allá.
Este es en fin mi oscuro deseo para este año 2004:
Quiero que cada día todos nosotros hiciéramos algo bonito por alguien desconocido.
(pausa) (¿qué ha dicho?) (¿eh?) (quién?) (no se qué de Polifemo) (¿y el deseo?) (mira,no se lo cree ni él) (¿Quién es alguien?) (¿oscuros desconocidos?) (¿y qué es bonito?)

  • Que no se olviden proverbios, que se subrayen los libros.
  • Que no se saluden sólo los vecinos.
  • Que se licúe la silicona.
  • Que vivan las culonas y los barrigones.
  • Que el dinero fueran asas de alambre.
  • Saber porqué los tíos solemos escupir donde meamos.
  • Que no sólo voten los que ganan las elecciones.
  • Que no pasen dos días sin una larga risa.
  • Que sigan existiendo parejas de recién casados que quieran exhibir sus fotos de la boda en los escaparates de tiendas de fotos. Para mí es uno de los mayores regocijos. Sea quien sea, aunque cambien las fotos cada semana, esas caras son libros sabios de la ironía.
  • Que los perrines sigan durmiendo a los pies de los que duermen solos.
  • Poder ver a David Bowie en concierto.
  • Que se usen los sinónimos y no esas horrendas grafías del 😉 🙂 y demás.
  • Seguir viendo figuras de venus en el viento.
  • Que nos ame quien amamos.
  • Que mueran sólo de viejos.

Como la poesía la lee uno como le da la gana, cambiando los versos al antojo zodiacal de cada uno, Machado el oriental lo escribió entre bibliotecas y Serrat el pajarito lo canta desde la cocina, con voz de madre amantísima.
Canción de Navidad desde casa de la familia de un servidor.
«Yo amo los mundos sutiles,
Ingrávidos y gentiles
Como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse de sol y grana;
volar bajo el cielo azul,
temblar súbitamente
y quebrase.»
Un beso foro.

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