La piscina de saltos

    Desde tan arriba no te da por pensar en cosas como el amor, la salud o la enfermedad, el síndrome de la clase turista o los kilos de más. Solo quieres saltar y saltar, y evitar que en el próximo salto te entre agua por las fosas nasales. Sí, es la piscina de saltos y los violentos impactos contra el agua. Como es un pelín hortera tirarse tapándose la nariz, la estrategia pasa por agitar los brazos cual libélula al tiempo que se expulsa aire con tanta fuerza como sea posible. El resultado, visto desde fuera, debe de ser de una tosquedad abrumadora pero de excitante diversión. Mañana vuelvo, ¡hombre claro!
    ¿Puedo saludar? Saludo al bueno de Albarán que estará en Pamplona dando rienda suelta a su extroversión. La semana que viene te tomo el relevo.

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