El hombre de negro

Ha muerto Johnny Cash. Y Compay Segundo, Barry White, Celia Cruz, John Schlesinger, Charles Bronson, la Hepburn…
Pero ha muerto Johnny Cash, el hombre de negro. Ayer, o anteayer. ¿Qué representó para mi generación? Mejor, ¿qué representó para mí? Para ser sincero, no mucho; desde luego mucho menos de lo que seguramente se merecía. Personalmente peco de conocer apenas su obra más reciente, especialmente su serie de «American Recordings». Pero me basta.
Fue un tío grande, sin duda, y será siempre recordado por haber escrito la mejor versión de la historia (cover, dicen ellos). La mejor entre las mejores: Personal Jesus. Cuesta creer que una versión de una canción tan buena sea mucho mejor que la original. Este tipo de hazañas justifican toda una carrera, probablemente repleta de otras hazañas y grandes obras (esta vez escritas por él) que desconozco. Por algo está en el Rock and Roll Hall of Fame, con Aretha Franklin, Buddy Holly, Jimi Hendrix, Elvis y otros.
Un minutito de silencio en respeto por Johnny.

También ha habido una guerra, una posguerra, una sucesión, un campeonato de baloncesto, el Tour de Francia, el asesinato de una ministra, un apagón que te cagas, el plan Ibarretxe, un nuevo video-hit de Bin Laden, y muchas muchas cosas importantes de verdad. Después de unas prolongadas vacaciones por motivos insustanciales y casi casi fisiológicos, esta humilde página pretende reaparecer para seguir haciendo lo que ha hecho siempre.
Que no es decir mucho.
La principal novedad es que ahora no estoy solo ante el peligro, va a escribir por aquí más gente, quizás esto se convierta en la plaza del pueblo. Pueblos… Hoy estuve durmiendo la siesta debajo de un chopo con mi mejor amigo y Budhy, un ser venerable mitad perro – mitad abuelete. Entiéndase bien el término «mi mejor amigo». Que esto de los mejores amigos es como lo de los vicepresidentes. Hay varios, más bien pocos, y todos mandan muchísimo. Para que nadie se ofenda.

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