Harebrained writing

“La belleza será comestible o no será”.
Salvador Dalí
Cosas como las que pasan en este foro, que tan pronto bulle de vivencias como que pasa por un silencio contemplativo, me hacen pensar en lo extraño que es el lenguaje.
Pienso en sus orígenes. ¿Cómo comenzó la primera palabra? ¿Fue alguien que quiso decir algo a otro? ¿Acaso no podría ser un primer pensamiento dicho en alto?
Mi duda es saber cuál es la primera conversación. Si la que se tiene con otro o la que se tiene con uno mismo. Cuál es el impulso mayor para querer expresarse.
Me fijo en nosotros. Impredecibles. Impulsados por barruntos y eclipses sin periodo.
No escribimos porque tengamos algo que decir. Lo hacemos cuando hay algo que limpiar.
Eso es el proceso de reciclaje que hacemos. Sacar de dentro lo que ahoga y solucionar un problema de espacio. Un parto, una digestión. Un dejarlo aquí tirado por si a alguien le sirve.
No existen las ideas originales. Todos nuestros pensamientos no son más que decoraciones reciclad as. Rumiadas y expulsadas siempre antes por otros, aunque no lo sepamos entonces.
La belleza es comestible. No hay experiencia demasiado original, y tampoco hay más allá de siete personalidades básicas.
Somos tan diferentes como semejantes.
Creo además, que los que hemos escrito por aquí, hemos llegado a un punto en que sospechamos que ya hemos dicho lo verdaderamente importante.
Sin duda, hablamos de espinas putas y afiladas que o se sacan o te infectan la mirada.
Y el logro de este foro es que suelen ser asuntos emocionales o maravillas y quiebras en lo incesante. Y estos problemas sólo pueden expresarse combinando adjetivos, símiles, aliteraciones y demás juegos de la poética.
Ella los crea y ella es la única que conoce su lenguaje invocador.
La poética es el lenguaje del inconsciente.
“EL INCONSCIENTE ACEPTA LA METÁFORA”
Y resulta que nos gusta leer lo que tanto nos cuesta expresar. Incluso hemos llegado al error de alabarnos los textos.
Y eso desorienta el motivo de la escritura, que no es buscar la belleza, ni el aplauso, ni comunicar, ni bulerías mañaneras.


El buen texto sale de una aniquilación. De eliminar, de barrer y expulsar los demonios y los remolinos. El buen texto cuesta y desahoga terminarlo.
Yo al menos creo que me he reiterado sádicamente en los mismos asuntos. Me estoy acabando sin adjetivos para decir la misma cosa.
Y ya estoy hasta los cojones de tanto describir y no hacer. Cago ya en los adjetivos. Para mi son tan malvados como la belleza por belleza, las luces fluorescentes o el materialismo de Gustavo Bueno.
Los adjetivos sólo sirven para delimitar el objetivo. Pero no pueden atraparlo por ellos mismos.
Son señales de aviso, neones y juicios vanos en los que se apoyan los que buscan respuestas. Sólo sirven para eso. Un adjetivo grita, se mueve, levanta las patas señalando frenéticamente una cosa y un hecho. Pero una vez definido el sujeto, con él ahí delante, ¿qué pasa?.
Si todo muy bonito, piruetas y poesía, tralarí, vestiditos de colores. Uno puede seguir así, buscando toda la vida. Puedes morirte sin haber encontrado más que el mismo texto en diferentes lenguas y colores. “La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir”
¿Qué pasa cuando tienes delante “el jardín de los senderos que se bifurcan”?
Llevo demasiado tiempo siendo sólo un adjetivo que busca otros para definirse. Ya quiero verbos. Quiero hacer lo que sueña el niño y correr como lo hacen los perros.
Porque ni el amor, ni el dinero, ni la rabia ni el sexo es lo que me mueve.
Me expreso porque me maravillo. Existo porque me sorprendo. Porque no entiendo nada, y cuando logro hacerlo, entiendo entonces mucho menos.
Lo único que se hacer bien es ser un teórico. En teoría me sé la hostia de cosas, pero la mitad absurdas y la otra mitad completamente inadmisibles.
Uno crea porque en toda la cabeza se repite un eco emocional, una vivencia, una incómoda grieta en la lógica.
Y para encontrar las excepciones hay que hacer.
Ya sé el primer verbo que voy a declinar hasta que me seque:
Voy a verme a través.
Voy a ATREVERME.
Comprendo que escribir sólo tiene sentido porque es estar leyéndose y que leer a otro es estar escribiéndose. Buscar una palabra es haber encontrado un sentimiento. Sólo para eso sirve la escritura. En eso creo. Escribir para conocerse y conocer los motivos de tanto asombro. Claro que también creo en lo que dijo Magritte:
“Un objeto no guarda tan estrechamente relación con su nombre, que no se pueda encontrar otro que le convenga mejor”.
De otra manera no entiendo el motivo de que la inspiración y la necesidad de expresarse sean siempre tan impredecibles. Igual que las partículas cuánticas.
Sospecho que mañana al levantarme voy a opinar todo lo contrario, pero como probablemente dentro de dos meses piense esto mismo, respiro tranquilo y confiado en las ondulaciones.
Cuando veo que en el foro nadie escribe y que yo tampoco tengo ganas de hacerlo, siempre pienso lo mismo. Sonrío y me alegro patafísicamente.
Nadie escribe porque todos estan viviendo lo que antes imaginaban.
Porque andamos en los verbos, que es el lugar más cálido del planeta.
Ojalá nunca se escribiera más.
¿Qué pasaría si todos los días fueran domingo?
¿Qué pasaría si todos los objetos fueran como los poemas de Joan Brossa?
Luego lo compruebo y no me equivoco. Cada uno anda haciendo por ahí algo más interesante que estar perdido entre estas metafísicas de corral.
Las palabras no sirven para decir, sino para decirse.
* I DARE YOU !!
Estudio Umbilical de una foto impresionista.
www.fotolog.net/cassady
05/25/04
Leemos de izquierda a derecha.Las fotos y los cuadros, excepto el Guernica y los demás orientales, también empezamos sin querer a estudiarlas en esa dirección.
Aunque el azul cree la ilusión óptica de retroceder, surge de mirar arriba, abajo y adentro. Una pared azul es una autobiografía sentimental cuando todo se cree infinito.
Es el azul de las burbujas, el entornar de los ojos, el yin y el cántico de las musarañas. Azul es el color de la inopia y la inocencia. Un sinestésico lo sentiría como un algodón rozando una mejilla o la cuerda más grave de un violonchelo.
El amarillo es conciencia, es tierra, son las playas de las islas de la lógica.
No es que tengamos destellos de inconsciente en medio de la vigilia. Es en medio de un lento estado crepuscular cuando aparecen los fogonazos de lucidez, los cortafuegos, las chispas de un Satori.
Una vez que aparece el dique ya no hay paces, ni cuentos cortos, ni azulejos ni hostias. Toda aquella música de cucharillas de café no es más que pasión contenida.
Dentro de las burbujas bullen tantas furias como por fuera. El silencio es palabra contenida. Todo tiene en su origen una “elasticidad retardada”.
Entonces explota el rojo y las uñas clavadas en un cuerpo. Todo se desborda y se convierte en puro exceso.
Un rojo y una puerta sólo pueden significar un verbo.
ATREVERSE.
Cruzar la puerta, atravesar, valiente, nada importa nada. Si te atreves llegarás a verte. Solo te ves cuando te ves a través. Cuando atraviesas. Ser valiente es ser fiel a uno mismo.
El rojo es el yang, la carne, la paranoia, el sexo y la sangre.
Cuando la foto se acaba, cuando el rojo se agota y se mueren los soles, cuando se cruza la puerta, y te encuentras metido en un espejo, uno debe volver a meter de nuevo todo dentro de la botella, y tirarla a un azul de luna y cotidiano, para esperar como un cachorro el encuentro felino con otra esperanza.
«La sabiduría es maravillarse contínuamente»
José Ortega y Gasset.
En serio. ¿Todo está en los libros?
Buenas noches foro. Hola de nuevo.

12 Comentarios